Cooperativismo y posthumanismo

 

La pandemia del Covid-19 ha acelerado el desarrollo y la utilización de plataformas digitales que han tenido un efecto disruptivo en la sociedad.

Tal como plantea el sociólogo francés Gabriel de Tarde (1843-1904), la sociedad no se encuentra en un estado de equilibrio permanente, sino que la pone en movimiento los inventos, nuevas ideas, modelos de pensamientos y formas de conductas de personas creativas que rompen cualquier posibilidad de cualquier estado hipnótico de la misma.

Como ejemplo podemos señalar la visión que tenía el hombre de sí mismo la cual sufrió una transformación durante el Renacimiento, tiempo de eclosión del humanismo. Otro gran cambio se generó durante la Revolución Industrial, recogiendo las ideas de la Ilustración hechas parcialmente realidad en los cambios sociales adelantados por las revoluciones de la época, aunado a un acelerado desarrollo científico y tecnológico. De allí se ha evolucionado hacia el concepto de posthumanismo, originado en los campos de la ciencia ficción, la futurología, el arte contemporáneo y la filosofía, al punto que toma cuerpo la hipótesis de un nuevo prototipo de ser humano que genera interesantes debates.

Desde inicios del siglo XX muchos autores vienen trabajando la idea de los beneficios que provendrían de las aplicaciones de las ciencias avanzadas a la biología humana. El planteamiento lo hace un movimiento cultural que tiene como objetivo transformar la condición humana mediante el desarrollo y aplicación de tecnologías que mejoren las capacidades tanto física, como psicológicas e intelectuales, corriente denominada transhumanismo.

La rápida transformación que estamos viviendo implica un tema ético fundamental. Los humanistas ponen su centro en la conservación de los sistemas naturales. Los transhumanistas consideran que buena parte de lo “natural” es un obstáculo al progreso. Los defensores del transhumanismo califican a sus críticos de ser nuevos Nedd Ludd, un personaje posiblemente imaginario que destruyó maquinas como protesta por las malas condiciones de vida que implicaba el progreso del maquinismo en los albores de la Revolución Industrial.

Ese hecho ha colocado de bulto un viejo tema de discusión sobre cómo los dispositivos electrónicos transformarán la humanidad. El cooperativismo como realidad social no puede estar ajeno al debate.  

Las cooperativas son asociaciones de personas con el objetivo de desarrollar una actividad económica, con sentido social, practicando principios de participación y solidaridad. El tema planteado obliga a una discusión enmarcada en el campo de la ética. Se acusa a los transhumanistas de elaborar una propuesta moral que parece reducirse a propugnar la eliminación de las barreras que pueden dificultar el incremento del poder para los seres humanos. No podemos conformarnos con la manida frase: el futuro nos alcanza y si discutir e investigar sobre las tendencias, por lo que el escenario cooperativista no puede estar ajeno ya que podemos estar a las puertas de un nuevo oscurantismo donde el pensamiento único, ajeno a la crítica interna y sin ideas renovadoras, se sustente en la inteligencia artificial colocando al colectivo, incluso cooperativista, al servicio de una minúscula elite.      

Isidro Toro Pampols

Isidro Toro Pampols.·. es MSc en Management, asesor en cooperativismo. Reside en Santo Domingo.

 

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