En la ciudad de Alejandría, Egipto, nace en 1876 Fillipo Tommanso Marinetti, poeta, escritor, fundador del movimiento futurista que sirvió de base, años después, a la ideóloga fascista italiana. Hoy existen movimientos que buscan basar ideas políticas autoritarias en la tecnología.
La futurología la entendemos en la actualidad como un arte o una ciencia, aun se debate sobre el tema, que estudia la evolución de las tendencias actuales y como se proyectan en el futuro. Si la Historia como saber indaga en el pasado, la futurología aspira hacerlo con el mañana.
El sábado 9 de febrero de 1909 se publica el Manifiesto Futurista, en el periódico Le Figaro de Francia. Las ideas contenidas apuntalarían la doctrina fascista en cuanto a la exaltación de la violencia extrema: por ejemplo, el punto 9 del precitado documento señala: “Queremos glorificar la guerra —única higiene del mundo—, el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los anarquistas, las ideas por las cuales se muere y el desprecio por la mujer”. Si bien es cierto que entre el futurismo y el fascismo hay una separación en el tiempo, las ideas permanecen particularmente cuando las condiciones sociales de un sector del pueblo acogen su desarrollo.
En nuestro siglo XXI florecen movimientos culturales sobre la base del impacto del adelanto tecnológico en la transformación de la condición humana. Fereidoun M. Esfandiary es un pensador nacido en Bélgica (1930) de ascendencia iraní, quien desplegó toda una teoría que dio pie al movimiento transhumanista (H+), quienes trabajan el concepto de “posthumano” el cual trata, entre otros temas, de la posibilidad del ser humano de superar sus limitaciones físicas e intelectuales mediante el control de la evolución biológica por medios tecnológicos. Ya hay mucha literatura que ilustra la amplia gama de posibilidades basándose en hechos concretos como el ciborg, que son “organismos cibernéticos” que se incorporan a la persona con el fin de mejorar una parte orgánica afectada por algún desgaste o deficiencia.
El transhumanismo permea en la política contemporánea y los tanques de ideas han desarrollado el concepto de extrapolítica, como una ideología que busca un cambio social, mejorando el rol del individuo en el Estado, desplegando el ideal del H+. Por supuesto, el componente humano hace que la extrapolítica tenga tendencias las que se manifiestas, esencialmente, en el rol que debe tener el Estado en el proceso de transhumanización.
La Ética, como rama de la filosofía que estudia la conducta del ser humano, ha estado presente desde tiempos arcaicos. Platón trabajo el tema del hedonismo, la ley del más fuerte y otros relativos a la ética individual y la pública. Aristóteles, los estoicos, epicúreos y en general, las escuelas filosóficas de la Antigüedad y, desde allí, hasta nuestros días, el hombre piensa sobre lo que es “correcto” e “incorrecto”, lo “bueno” y lo “malo” y así sucesivamente. La tecnoética nos lleva a valorar la aplicación tecnológica que podría superar las limitaciones humanas. No es materia fácil de abordar, pero siempre emergerá ante la posibilidad de cambiar el rumbo del devenir de la humanidad. Lo importante es estar claro que tendencias de la futurología contemporánea puede dar base ideológica a movimientos neofascistas u otras versiones autoritarias, que ya cunden en el hemisferio occidental. Es un peligro que debemos prevenir y combatir.
En la actualidad se genera una dinámica intensa y los partidos políticos tienen mucha tela para implementar mesas de debates, foros, seminarios y hasta confeccionar programas y propuestas para la sociedad. Veremos.
Isidro Toro Pampols.·. es MSc en Management, asesor en cooperativismo. Reside en Santo Domingo. República Dominicana.
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